sábado, 25 de diciembre de 2010


Es 25 de diciembre del año 2010,  es NAVIDAD!!! El sonido del silencio envuelve todo el ambiente como recogiendo en su paso los ruegos al Niño Jesús; solo se escucha el trinar de los pájaros acompañando esta quietud. Todo alrededor parece dormir un sueño en sueños de paz, amor, prosperidad, felicidad.

Lentamente me levanto, buscando acompañar con melodías a este ambiente de increíble y sentida serenidad;  y en mi reproductor suena la más prodigiosa y sensacional obra de un genio de la guitarra clásica universal, como queriendo sumarse a este día tan especial con un poema hecho música. Es Agustín Pío Barrios, en una sublime, magistral e inspiradísima composición,  LA CATEDRAL.
Los sonidos de esta magnífica pieza musical me transporta situándome dentro del  recinto sagrado;  percibo  el olor a incienso, a flor de coco, a velas encendidas, el aroma navideño se suma en este deleite y en mi corazón siento a las campanas sonar más que nunca anunciando la llegada de Jesús.!!!

Agustín tenía una increíble habilidad para pulsar las cuerdas de la guitarra, a las que sabía dar una sonoridad extraña y sugerente, pero a esto se le suma su extraordinario talento de compositor, aquí lo demuestra en una composición llena de magia, de encanto y espiritualidad, simulando los sonidos de la campana para luego dar paso a una oración poética con matices que la hacen tan sublime.
No podría ser menos, esta maravillosa obra dedicada a la Catedral de Montevideo, compuesta con el subtítulo de “Dístico Sacro”Andante Religioso y Allegro Solemne- en el otoño de 1921, y  estrenada el 17 de abril de 1921 en el Conservatorio La Lira  de Montevideo, encierra en sus notas la espiritualidad más elocuente del artista.
La historia cuenta que encontrándose con problemas de salud Barrios estaba recluido en una  habitación del Hotel ABC, propiedad de su amigo Rómulo Bonilla, ubicado en las calles Sarandí y Alzaibar de Montevideo, a pocas cuadras de la Catedral, desde donde escuchaba perfectamente el sonar, cada 30 minutos, de  las campanas. El sonido de las mismas  resultaron ser la musa inspiradora para componer tan memorable obra.
En abril del 2010, durante las investigaciones realizadas sobre Barrios en Montevideo, me cupo visitar la Catedral y no pude menos que pasar por  Sarandí y Alzaibar, donde aún queda el edificio del Hotel ABC, desde ahí pude escuchar las campanadas de la Catedral y una infinita emoción recorrió mi cuerpo al percibir aquel sonido que hiciera brotar en Barrios la más pura esencia de creatividad para dar vida a su más extraordinaria composición.
Como es bien conocido, la Catedral, contaba  con dos movimientos - Andante Religioso y Allegro Solemne – hasta que en 1938, en Cuba, Barrios compone el maravilloso Preludio Saudade, esta obra lo ejecutó varias veces suelta hasta que en 1939 lo incluye como primer movimiento de La Catedral. Lo extraordinario de esta historia es la capacidad de Barrios para lograr incorporar este Preludio, como si fuera hecha con la misma intención a pesar del tiempo trascurrido y la hubiera escrito siempre con los tres movimientos.
En esta magnífica obra parecen conjugarse toda la magia propia de un lugar tan caro a los sentimientos como lo fuera La Catedral, así como todo lo que le rodea; la calma y solemnidad, el ambiente espiritual y de paz del interior, el ritmo y el bullicio de la ciudad.
 





               Trozos de las partituras originales, Preludio y Andante.  Gentileza de César Amaro

Nada mejor que esta melodía para acompañar un día de regocijo y espiritualidad como el de hoy, de silencios y de sueños; cierro los ojos  y  los míos se asoman sumándose a los miles de seres humanos que hoy elevan una plegaria por ellos,  como los que quizás tuviera Agustín Pío para expresarla tan magistralmente es este himno a la música.
Disfrútenla en esta magnifica interpretación del Maestro César Amaro, un apasionado de la música de Barrios y uno de los mayores difusores de su obra.
                            María Bernarda Cuellar Garay